If we keep doing what we're doing, we're going to keep getting what we're getting.
Stephen Covey

18.3.23

Year nine in the land of the fair dinkum



(versión en español abajo)


During a recent weekend trip, I bought a second-hand 1000-piece jigsaw puzzle at Víctor Harbour's Salvos opp shop. I'm fond of puzzles, but I wouldn't buy any unless it depicts a picture that is worth sparing 8-10 hours of your time piecing it together. In this case, the risk of being fooled added to my doubt about whether to buy it or not. The likelihood of having just only one piece missed was high. 

People normally clean their houses, tidy up rooms, downsize, repurpose spaces and goods, and, more often than not, donate unused stuff to Salvos, the Salvation Army shops that compete with other commercial businesses across Australia. 

For an almost hoarder like myself, I can't resist walking through their aisles and browsing their shelves in search of pre-loved items that are worth a second life. 

That's how I came across the jigsaw puzzles' shelf and one particular that caught my eye.

It was a wonderful picture of a copy of a 1626 world map. I'm also fond of maps. I love old maps even more, I collect maps. 

So, how could I resist purchasing it when the fluo yellow tiny label stuck at the front of the box read $6, a fifth of its regular cost?

The chances of only one piece being missed could make it worthless. My idea of assembling it all, framing it, and hanging it in my house could be frustrating. In addition, the time I could have devoted to other of my hundreds of useless interests would annoy me.

I picked up the box under my arm to ensure nobody else would do it before. You tend to think there are hundreds of people looking for a 1626 world map jigsaw puzzle out there. No, Luis. There aren't. Actually, its last owner decided to donate it rather than keep it! Nerds like you are uncommon.

I went to the counter to inquire if they were sure the one thousand pieces were in the box. "Luv, as you can imagine, we have neither the time nor the people to check that," told me the old lady, busy volunteering her Saturday morning at the shop. She gave me a sardonic look and blinked her eyes while packing other stuff and talking to me.

I brought it to the cabin we were renting, and I couldn´t help counting the pieces only to find out they weren't 1000. They were 1008. 

"Damn it," I thought. "Not only are there fewer, but they are also mixed with others from a different jigsaw puzzle." 

The following weekend I finally made myself time to start with it. While piecing it together, I've noticed how much more attention you pay to a picture's details. Legends, names, and the fact that in 1626 Australia still was described as "Beach". America had been well known for over 134 odd years, and Australia hadn't been chartered yet. 

Yesterday, I served myself a glass of wine determined to fit the last dozens of pieces, and yet I couldn't figure out if all of them were there.

I have five to go and I reckon I'll make it. Yes! Completed. I may have counted them wrong. The one thousand were there. Wait a minute. I counted the rows, 28, then the vertically 36, 28 times 36 is 1008. I was right. Why don't they use the real number? It sounds even more interesting than one thousand.

Anyway, I couldn’t help thinking about the string of events that occurred before completing my $6 jigsaw puzzle: from the kind person that donated it in perfect condition, to the people who may have assessed it as appropriate for selling until it ended up on the shelves. Myself too had been a link in that chain of trust by assuming all the pieces were in the box. None of the persons involved had any assurance at all. It was all trust in unknown people. Fair dinkum culture at play.

While I suffer witnessing my homeland shipwrecking in apathy and anomie, this community, masters in the art of turning grumpies like myself into kind citizens, pieces me together along with kind and trustworthy citizens.

 

Adelaide, 18/03/2014-18/3/2023



Nueve años en la tierra del fair dinkum


Durante un viaje reciente de fin de semana, compré un rompecabezas de 1000 piezas de segunda mano en la tienda de objetos de segunda mano Salvos en Víctor Harbour. Soy aficionado a los rompecabezas, pero no compraría alguno a menos que muestre una imagen en la que valga la pena pasar de 8 a 10 horas de tu tiempo. En este caso, el riesgo de ser engañado se sumó a mi duda sobre si comprarlo o no. La probabilidad de que una sola pieza se hubiera perdido en el camino era alta.

Las personas normalmente limpian sus casas, ordenan las habitaciones, se mudan a casas más pequeñas, reutilizan espacios y objetos, y la mayoría de las veces donan cosas en desuso a Salvos, las tiendas del Ejército de Salvación que compiten con los comercios convencionales en Australia.

Para un casi hoarder como yo, es difícil no pasar por una de ellas y no tentarme a caminar por sus pasillos y husmear sus estantes en busca de objetos pre-loved (como dicen acá), ​​que valen la pena una segunda vida.

Así fue como di con el estante de los rompecabezas y uno en particular llamó mi atención.

Era una imagen maravillosa de una copia de un mapa mundial de 1626. También soy aficionado a los mapas. Incluso me encantan más los mapas antiguos. Colecciono mapas.

Entonces, ¿cómo podría resistirme a comprarlo cuando la pequeña etiqueta amarilla fluo pegada en el frente de la caja decía $6, un quinto parte de su costo normal?

¿Estarían allí todas las 1000 piezas? Las posibilidades de una sola pieza perdida podría arruinarlo su valor. Mi idea de armarlo todo, enmarcarlo y colgarlo en mi casa podría ser frustrante. Me molestaría dedicar un tiempo que podría haber dedicado a otros de mis cien inútiles intereses.

Me puse la caja debajo de mi brazo para asegurarme de que nadie me ganara de mano. Uno tiende a pensar que hay cientos de personas por ahí buscando un rompecabezas con un mapa mundial de 1626. ¡No, Luis! No los hay. De hecho, ¡su último propietario decidió donarlo en lugar de quedárselo! Nerds como vos no abundan.

Fui al mostrador para preguntar si estaban seguros de que las mil piezas estaban en la caja. "Querido, cómo se te ocurre pensar, que tenemos el tiempo o la gente para chequear eso", me dijo la jubilada voluntaria que dedicaba sus mañanas de sábado a la tienda. Me lanzó una mirada sardónica y parpadeaba mientras me hablaba y envolvía otras cosas.

Lo llevé a la cabaña que estábamos alquilando, y lo primero que hice fue contar las piezas solo para descubrir que no eran 1000. Eran 1008.

"La puta madre", pensé. “No solo hay menos, sino que también las mezclaron con piezas de un rompecabezas diferente”.


El siguiente fin de semana finalmente me hice tiempo para empezar. Al armarlo, me di cuenta de cuánta mayor atención le prestas a los detalles de una imagen. Leyendas, nombres y el hecho de que en 1626 Australia todavía se describía como "Beach". América ya era bien conocida desde hacía más de 134 años, y Australia aún no había sido cartografiada.

Ayer me serví una copa de vino decidido a encajar las últimas docenas de piezas y, aún en esta instancia avanzada, no podía descifrar si estaban todas.

Me quedan cinco y creo que lo lograré. ¡Sí! Terminado. Puede que las haya contado mal. Las mil estaban allí. Un minuto. Conté las filas, 28, luego verticalmente 36, 28 por 36 es 1008. Tenía razón. ¿Por qué no usan el número real? Suena incluso más interesante que mil. 

No pude evitar pensar en la serie de eventos que ocurrieron antes de completar mi rompecabezas de $6: desde la persona amable que lo donó en perfecto estado, hasta las personas que lo evaluaron como apropiado para la venta y lo pusieron en los estantes. Por cierto, yo también era parte de esa cadena de confianza asumiendo que todas las piezas estaban en la caja. Ninguna de las personas involucradas tenía ninguna seguridad en absoluto. Todo fue confianza depositada en personas desconocidas. El fair dinkum en pleno funcionamiento.

Mientras sufro viendo a mi Argentina naufragar en la apatía y la anomia, esta sociedad, maestros en el arte de convertir a gruñones como yo en buenos ciudadanos, me encaja entre sus pares.


Adelaide, 18/03/2014-18/3/2023 

3.5.12

Una verdad incómoda


Por qué no alcanzaremos el desarrollo económico hasta ser un país sin corrupción.


“—Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca”.
Don Quijote de la Mancha
Miguel de Cervantes Saavedra


Los altos niveles de corrupción, falta de honestidad y latrocinio en Argentina son ya rasgos identitarios consolidados. Numerosas denuncias circulan durante años por nuestros tribunales que casi nunca absuelven ni culpan a responsables por esos hechos. Peor aún, esas causas se dejan abandonadas hasta prescribir. Tan alarmante como eso, es nuestra condescendencia con esos hechos.   
Este problema de los argentinos es cultural y estructural. Se practica y ejerce desde los tres poderes del estado en asociación con el sector privado. En tiempos de bonanza económica, no suele molestarnos; hasta que la bonanza deja de ser tal y ahí posamos la mirada sobre lo que hasta ahora era fantasmal.
Pero es necesario observar este fenómeno desde otro lado. Desde hace años este mal opera como una barrera para nuestro desarrollo económico y social. Es mucho más importante que la travesura de los “vivos criollos” de un sector amplio de nuestra sociedad.
Como tal, si de verdad fuera importante para nuestro desarrollo, deberían existir maneras de dimensionarlo que nos permitan demostrar la relación directa entre corrupción y desarrollo (o subdesarrollo) de manera tan clara como sintética. En torno a esto he elaborado un análisis que deseo compartir.

Producto Bruto Interno
Se suele recurrir a él para referenciar la actual posición de Argentina y su importancia económica. Mide el tamaño de la economía de los países. No su desarrollo. En esa tabla Argentina ocupa el puesto 22. Creció de manera destacada durante los años 90 y también desde el año 2002, y “da” un número interesante para Argentina si no fuera porque esa producción y ese crecimiento, alterna con grandes caídas y a su vez no es “disfrutado” equitativamente. Durante años hemos crecido pero no nos hemos desarrollado.Es por eso que se descartó ese indicador y se indagó en otros que se acercaran a lo que se estaba buscando evaluar.
Como una manera de analizar la correlación entre subdesarrollo y corrupción se consideró buscar indicadores mundiales que comprendan parámetros de calidad de vida, oportunidades de desarrollo y ética.

Índice de Desarrollo Humano
Se indagó entonces en Naciones Unidas en la tabla de países con mayor Índice de Desarrollo Humano y se seleccionaron los primeros treinta. Y ahí surgieron en orden Noruega, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Irlanda, Liechtenstein, Países Bajos, Canadá, Suecia, Alemania, Japón, Corea del Sur, Suiza, Francia, Israel, Finlandia, Islandia, Bélgica, Dinamarca, España, Hong Kong, Grecia, Italia, Luxemburgo, Austria, Reino Unido, Singapur, República Checa, Eslovenia y Andorra.
El desarrollo humano es un indicador social estadístico compuesto por tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno.

Índice de Competitividad
Luego se indagó en el listado de países con mayor Índice de Competitividad elaborado por el Foro Económico Mundial. Competitividad, palabra tan escuchada como compleja. Pero es simple. Este indicador mide la capacidad de los países de proveer altos niveles de prosperidad a sus ciudadanos. A su vez, esta capacidad se basa en cuán productivamente un país utiliza sus recursos disponibles. En consecuencia, el índice mide un conjunto de instituciones, políticas y factores que definen los niveles de prosperidad económica sostenible hoy y a mediano plazo. De esa tabla también se escogieron los primeros 30: Suiza, Suecia, Singapur, Estados Unidos, Alemania, Japón, Finlandia, Países Bajos, Dinamarca, Canadá, Hong Kong, Reino Unido, Taiwán, Noruega, Francia, Australia, Catar, Austria, Bélgica, Luxemburgo, Arabia Saudita, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Islandia, Emiratos Árabes Unidos, Malasia, China, Brunei, Irlanda y Chile.

Índice de Percepción de la Corrupción 
Finalmente se listaron los treinta primeros países de acuerdo a este índice que elabora la coalición mundial Transparencia Internacional que mide los niveles de percepción de corrupción en el sector público, y que se basa en diversas encuestas a expertos y empresas. La organización define a la corrupción como “el abuso del poder utilizado para beneficio personal”. En su misión se define como “organización de la sociedad civil que lidera la lucha contra la corrupción, e integra a la gente a lo ancho del mundo en una coalición global para finalizar el impacto devastador de la corrupción sobre hombres, mujeres y niños del mundo”. El listado de los treinta países con menor índice de corrupción es: Nueva Zelandia, Dinamarca, Singapur, Suecia, Suiza, Finlandia, Países Bajos, Australia, Canadá, Islandia, Noruega, Hong Kong, Luxemburgo, Alemania, Irlanda, Austria, Japón, Reino Unido, Estados Unidos, Barbados, Bélgica, Qatar, Santa Lucía, Francia, Chile, Uruguay, Chipre, Estonia, Eslovenia y Emiratos Árabes Unidos.

Análisis Comparativo
Con estas tres tablas se confeccionó una lista de países que estaban presentes en las tres.
Veinte de esos países estaban presentes en las tres tablas. Así, se detectó que existía una relación entre los tres parámetros.
Entre ellos hay países de Europa, Asia, América del Norte y Oceanía, con gobiernos de izquierda o derecha. Por lo que una primera lectura nos libera de asociar a uno u otro sector ideológico el desarrollo social con calidad de vida. Nuestros encarnizados debates ideológicos e históricos muchas veces parecen efectivas cortinas para esconder el verdadero problema y evitar enfrentarlo. 
Otro resultado relevante es que entre esos países no figura ninguno del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que son mencionados reiteradamente como los emergentes futuros. Países con grandes economías, gran crecimiento, gran población, gran potencial. Pero desarrollo y calidad de vida son otra cosa.

Indicador de Empresas
Buscando profundizar, se forzó aún más esta hipótesis. Si esto fuera cierto, debería repercutir también en el volumen y calidad de la actividad económica, en la calidad y cantidad de empleos, que es la manera que los ciudadanos tienen de valerse por sí mismos económicamente. En este punto se considera que la mejor manera de generar empleos de calidad que permitan desarrollar una vida digna a las personas y sus países, es a través de la creación y crecimiento de empresas, privadas o públicas; pequeñas, medianas o grandes. De esa manera se indagó en el ranking de empresas mundiales de la revista Forbes que es uno de los dos más conocidos. Ese ranking de 2000 empresas se compone de la evaluación de cuatro indicadores: ventas anuales, ganancias, activos y valor de mercado. Allí hay empresas mejores y peores, socialmente responsables y otras con poco o nada de eso. Pero lo que interesaba evaluar era si existía alguna relación entre los veinte países seleccionados y el origen territorial de esas empresas. Y allí también fue contundente: 7 de cada 10 de esas compañías tienen origen en esos veinte países.
“En la raíz de su éxito [Canadá, Finlandia, Noruega, Holanda, Suecia] está el capital social, nuevo hallazgo de las ciencias del desarrollo. Detectado por pioneros de Putman (1994), abarca por lo menos cuatro dimensiones: los valores éticos dominantes en una sociedad, su capacidad de asociatividad, el grado de confianza entre sus miembros y la conciencia cívica. Los resultados de las mediciones econométricas son concluyentes. Cuanto más capital social, más desarrollo de largo plazo, menor criminalidad, más salud pública y más gobernabilidad democrática”, dice Bernardo Kliksberg en el comienzo de “Más ética, más desarrollo”.

Y por casa… 
Durante este trabajo fue inevitable indagar las posiciones que Argentina ostentaba en cada uno de esos tres rankings. En el Índice de Desarrollo Humano ocupa el lugar 46, en el de Competitividad el 87, y en el Índice de Percepción de Corrupción, 106.
Cuando se buscan empresas argentinas en ese ranking, a simple vista no se encuentra ninguna. Pero una lectura más profunda permite encontrar tres nombres de empresas que resultaron familiares. Cuando se indaga en sus páginas web, se definen como empresas argentinas globales. No obstante una de ellas figura en el ranking con origen en Luxemburgo y las otras dos en Bermudas. Allí han preferido depositar su confianza.
Además de estos datos, es relevante que Argentina se encuentra muy relegada también en el grupo de países latinoamericanos.
Está demostrado que el desarrollo económico y social no antecede a la ética e institucionalidad. Funcionan articuladamente.
“Una verdad incómoda” es el título de la película realizada por Al Gore, ex Vice Presidente de EEUU que se dedica a luchar por la salud del medio ambiente y el calentamiento global. Con ella obtuvo dos premios Oscar en 2007. Creo que los datos de este análisis que comparto son “nuestra verdad incómoda” que negamos en nuestra vida cotidiana. Sin perder la esperanza, me pregunto si no estamos a tiempo de comenzar a andar el camino para ser el primer país de América del Sur que figure entre los primeros treinta países del mundo desarrollado.
Según el “Índice del Planeta Feliz” que es un indicador alternativo de desarrollo publicado por la Fundación por la Nueva Economía, Argentina ocupa el puesto número 15. Este índice está basado en la expectativa de vida, la percepción subjetiva de felicidad y la huella ecológica (indicador ambiental).
Si lográramos estar entre esos treinta países más desarrollados y más éticos, estoy seguro que tendríamos sobrados motivos que fundamenten esa felicidad más allá de nuestro estado de ánimo.

23.7.11

Posdatas 1

Esto que hoy publico es en realidad lo que me hubiera gustado hacer durante el viaje a Europa y que por la la cantidad y extensión de la actividades fue imposible. No obstante no veo con malos ojos hacerlo ahora para que lo que ha sido tan fuerte perdure un tiempo más en nosotros y nos sirva para incorporar algunas cosas interesantes que allí aprendimos. Acá van algunas posdatas...

1. El día de llegada a Madrid fuimos invitados por un grupo de amigos de Azul a comer a un restaurante de comida manchega medieval. Es un pequeño comedor temático que recrean antiguas recetas de esa región. Disfrutamos mucho de encontrarnos allí muchos azuleños y de un encuentro tan cálido. Su propietario Joaquín (foto) nos servía platos para ir probando las distintas recetas con la condición de no revelarlas hasta después de probarlas.
Cuando terminamos, y ya en sobremesa, Joaquín y su mujer, la cocinera, se sentaron a almorzar un bifecito de higado con ensalada de lechuga y tomate. Bien livianito.
Joaquín fue un gran anfitrión y durante la comida alguien lanzó la idea de venir en noviembre para el Festival Cervantino a realizar una demostración de su mano y la de su mujer. ¿Se dará?

2. En Alcalá de Henares viajábamos en taxi preguntándonos algunas cosas que no entendíamos de la ciudad. En un momento el taxista nos interrumpió y con mucha claridad nos explicó lo que deseábamos saber. Tenía un muy buen lenguaje y demostraba gran conocimiento de lo que hablaba. Cuando nos reunimos con el equipo de turismo de la Municipalidad nos enteramos que uno de los ejes principales del Plan de Excelencia Turística era la capacitación de taxistas y policías como agentes de información turística estratégicos. En varias ocasiones de la estadía los pusimos a prueba con preguntas. No falló ni uno. Felicitaciones a todos ellos por su amor y compromiso con su ciudad.

3. El civismo de los conductores en España puso en evidencia el largo camino que tenemos por delante los argentinos. En cada lugar en el que estuvimos nos sorprendíamos cruzando las calles. Bastaba poner un pié sobre la senda peatonal para que todos los autos, colectivos y bicicletas frenaran para darnos paso. Es en su totalidad inverso al sufrimiento que experimentamos como peatones que siempre tenemos que darles paso a todos los autos y sólo cuando ya han pasado todos podemos cruzar.

4. En la reunión con el Equipo de Turismo del Ayuntamiento nos contaron que uno de los puntos importantes para la mejora de la calidad fue la implementación de un premio a la calidad turística de los prestadores. Mientras lo escuchaba recordaba nuestro premio Don Quijote de la Mancha para nuestros emprendedores. La calidad de nuestros servicios turísticos públicos y privados es un salto cualitativo que debemos dar lo antes posible y pensaba si no sería oportuno destinar ese premio a la inversion y promoción de calidad de nuestros prestadores y servicios turísticos.


5. Cuando se camina por el Centro Histórico de Alcalá se disfruta de la señalización e información turística. Pudimos ver con admiración en varios puntos señalización en idioma Braille para ciegos. Una ciudad accesible para la diversidad.

6. En la ciudad de Alcalá se entrega cada año el Premio Cervantes a las letras hispanoamericanas. El acto se realiza en el Paraninfo que es un salón maravilloso de la Universidad de Alcalá. A lo largo de las calles de Alcalá, que en su mayoría se deben recorrer caminando, cuelgan pancartas con fotos de los escritores que han obtenido ese prestigioso premio con alguna frase alegórica a El Quijote o Cervantes. Pudimos ver frases de nuestros Juan Gelman, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y el recientemente fallecido Ernesto Sábato.

7. En el funcionamiento del Ayuntamiento de Alcalá de Henares pudimos conocer algunas particularidades que diferencian a esos municipios de los argentinos. Allí el Intendente es electo junto con una lista de Concejales que lo acompañan. Esos Concejales luego son quienes forman el equipo de gobierno del Ejecutivo. Y cumplen una doble labor de legisladores locales y funcionarios ejecutivos. Votar a los futuros funcionarios es una mejora que podría enriquecer nuestro sistema de gobiernos locales.

8. Entre las conversaciones que tuvimos durante esos días surgió inevitablemente la del presupuesto municipal. El de Alcalá asciende a 250.000.000 de Euros anuales. A diferencia de los municipios argentinos que no cobran impuestos, entre sus principales ingresos figuran la percepción del impuesto inmobiliario urbano, rural y el de patentes que le permite a Alcalá definir sus propias prioridades e inversiones. Una diferencia de recursos muy grande que la concentración de recursos nacionales y provinciales impide a los municipios argentinos desarrollarse independientemente con sus propios recursos. En pesos argentinos el presupuesto de Alcalá es de 1500.000.000. El de Azul se acerca a 150.000.000 pesos. Un 10 % en un país en el que el litro de nafta cuesta $7,8 contra los $6 que cuesta la nafta premium en Azul que es la única que casi siempre hay.

9. En el Salón Cervantes de la exclusiva y de difícil acceso Casa América de Madrid, entró Azul por la puerta grande. Ante un auditorio colmado de madrileños y azuleños allí radicados que agotaron el stock de libros, se presentó El Quijote ilustrado por Miguel Rep que a través de Editorial Castalia editamos el Ayuntamiento de Alcalá de Henares y la Municipalidad de Azul. Lo presentaron representantes de Editorial Castalia, nuestro entrañable azuleño honorífico José Manuel Lucía Megías, el Consejero Cultural de nuestra Embajada en España, el mismo Miguel Rep y el escritor y periodista del diario El País Juan Cruz Ruiz. Juan Cruz es un prestigioso referente de España y miembro del jurado del concurso anual de novela del Diario Clarín. Cuando le tocó hablar entre otras cosas nos dejó paralizados: “Azul es el nombre más maravilloso que una ciudad pueda tener. Yo no conozco una ciudad que tenga un nombre más hermoso. Si en Inglaterra le hubieran puesto de nombre BLUE a una ciudad, los Beatles se hubieran cansado de dedicarle canciones”. ¿Que tal?

10. Una de las actividades más importantes de nuestra estadía en Alcalá fue la reunión con la Asociación Empresaria de esa localidad. Sorprendió ver con qué claridad mostraron el gris diagnóstico que enfrentaron hace años y explicaron sus ejes de desarrollo y las acciones que llevan a cabo para otorgar un nuevo y moderno perfil a su ciudad. Los acompañaba Javier Bello que es un Concejal del Ayuntamiento que trabaja en temas de desarrollo económico.
Tuvimos el orgullo de que nos acompañaran Rodolfo Marchisio y Santiago Martinez. Ambos son azuleños emprendedores en la capital española y su presencia fue de gran utilidad. Coy Marchisio es creador de la empresa Valecuatro que fabrica y comercializa prendas y calzado en España y otros países de Europa. Santiago se dedica a servicios de marketing y gestiona un prospero y prometedor negocio de heladerías. Funcionarios del Ayuntamiento nos soprendieron con el dato de que conocían muy bien las prendas Valecuatro y que eran clientes de esa marca. Otro dato de nuestro hermanamiento.

11. A lo largo de las rutas de España se pueden ver todo tipo de cultivos a la vera de las rutas. Se destacan los viñedos. En cada ciudad que visitamos almorzamos y cenamos con vinos de la zona de la que cada uno estaba orgulloso.
He escuchado en varias reuniones que la zona serrana de Azul se podrían producir algunas cepas de vid aptas para la producción de vinos aunque no conozco de alguna prueba que algún productor agropecuario esté realizando al respecto. En el vuelo de regreso leo en la página 44 de la revista Alta que la empresa Aerolíneas Argentinas entrega a sus pasajeros la nota “Elogio de la vid”. Una nota sobre la Bodega Saldungaray que desde 2007 produce vinos en…   …Sierra de la Ventana. Por si algún emprendedor local se interesa acá va el vínculo de internet: www.bodegasaldungaray.com.ar

 12. En la reunión con la Asociación Empresaria de Alcalá pudimos escuchar de su presidente que uno de los cuatro ejes de desarrollo económico de la ciudad es la “industria del español” que representa el 10 % de la economía local y que aglutina negocios en torno a la enseñanza del español a extranjeros, traducciones, servicios profesionales, ediciones, etcétera. En el año 2009 pusieron en marcha un Cluster (racimo) de empresas relacionadas al rubro entre las que se encuentra Google.

Días después mantuvimos un encuentro en el Instituto Cervantes de España que desde hace 20 años promueve la cultura y aprendizaje del idioma español en el mundo. Tiene institutos propios en países en los que no se habla español como lengua oficial y tiene centros acreditados en otros países que se dedican a enseñar el idioma español. Allí nos dieron información básica y logramos vínculos concretos para que en Azul, a partir de su “marca” cervantina aproveche esta ventaja y se convierta en un centro de enseñanza de idioma. Encarar un desafío de esta magnitud tendría un impacto muy importante en alumnos que como “turistas” viven en Azul durante 15, 30, 60, 90, 365 o más días para aprender el idioma, inyecta sangre joven internacional a nuestra ciudad, obligándonos a interactuar y aprender de nuestros visitantes. Para esta oportunidad deberíamos actuar con mucha responsabilidad y preparárnos muy bien: docentes, directivos, inversores inmobiliarios, agentes turísticos, instituciones, entre otros. Y conociendo otras experiencias de otros idiomas la recompensa podría ser muy buena. En toda Argentina hay sólo tres centros acreditados y otros tres en trámite de lograrlo.

Posdatas

José Larralde es sabio. “Yo anduve por todo el mundo, en este mismo lugar”, dice en en su canción inolvidable “A nadie le dije nunca”. Cuando volví de vivir en el exterior y luego de algunos viajes, me sorprendió que muchas de las cosas que se absorben estando afuera, eran bien sabidas por la gente de campo. Hay una sabiduría envidiable en muchos de esos hombres que no han tenido en su vida, más que la llanura vacía como paisaje.
Como no somos Larralde ni esos hombres de campo, cuando queremos aprender de otras culturas no nos queda otra alternativa que viajar. Viajar también renueva sangre. Y después de doce años estoy muy feliz de la oportunidad que tuve. En todo momento pensé en como registrar lo que veía y vivía para transmitirlo. Siempre sueño que si hubiera una posibilidad de instalar un nuevo derecho humano, ese sería el derecho a vivir seis meses en el país que uno eligiera. Yo se que no es posible. Es sólo una idea. Pero los adolescentes que viajan en los intercambios del Rotary Internacional, los que viajan en alguna misión religiosa, los que viajan a competir en algun deporte, nunca vuelven a ser lo que eran. Porque no hay como estar afuera para, como también dice Larralde, “mirar desde más arriba lo que nos mantiene más abajo”. 
Fueron jornadas muy intensas que recién ahora estoy empezando a procesar. Y en trance de comenzar a hacer un balance sin caer en el anecdotario me permito extraer tres ideas que considero las más fuertes sobre todo en términos de continuar aprovechando las oportunidades que la Ciudad Cervantina nos abre.
La primera es que Ciudad Cervantina podría haber sido otro eslogan vacío como tantos otros que hemos acuñado en Azul a lo largo de la historia. Pero mágicamente, sin saber bien de qué se trataba, un arco importante de ciudadanos e instituciones lo abrazaron desde un comienzo como algo relevante a desarrollar. Azul llega a Europa después de siete años de trabajo comunitario intenso que se caracterizó por, obligarnos a escuchar, pensar, actuar, errar y corregir. Esa dinámica esconde el secreto de los logros alcanzados.
Cuando en la presentación de El Quijote de Miguel Rep en Casa América, José Manuel Lucía Megías identifica como el momento inicial de ese proyecto a la Muestra “El Quijote sale del hogar” que se realizó en la Escuela N° 2 en 2006 y que con 14 años curó Santiago Villanueva que hoy es un promisorio plástico jóven nacional, la magia que rodea el proyecto se evidencia y todo toma sentido. Nos hace caer en la cuenta que la acción más simple puede desencadenar lo trascendente. Es difícil no llorar escuchando eso en un lugar tan fastuoso como inaccesible hasta para los mismos madrileños (invito a visitar la web www.casamerica.es/). Y allí acompañamos unos treinta azuleños.

La segunda idea es que no hay barrera física, ni económica que nos impida ser una ciudad abierta al mundo y relacionarnos con él. Para un país de doscientos adolescentes años, es una oportunidad ilimitada para absover de culturas que tienen milenios de historia y en los que lo antiguo y lo contemporáneo conviven de manera envidiable. Sería soberbio pensar que podemos inventar algo en un mundo en el que casi todo está inventado y en el que nosotros tenemos tan poco rodaje. Si en algún momento de la historia, Argentina eludió ser un país ignoto del sur, fue en tiempos en que apostó a la la educación y a la apertura al mundo. Y cuando cayo en la celada del autocentrismo y falsa valoración de lo nacional es cuando más atraso y pobreza la azotó y azota. Debería ser una política trascendente, y esto lo hemos cotejado, que un Intendente, un Concejal por cada partido y representantes de instituciones locales realicen al menos un viaje de estudio una vez por año a países de los cinco continentes. Y que al regreso, a través de medios de comunicación se comunique a toda la comunidad lo aprendido.

La tercera es que la CULTURA ha sido un vehículo fenomenal de dinamización social en una ciudad que rozaba lo anodino: disparó debates, nos permitió relacionarnos, aprender, estar a la altura de las circunstancias, profesionalizarnos, crecer, armar equipos, integrarnos, instalar la proactividad (emprendedorismo), no esperar salir a buscar, ser atrevidos, no tener miedo, ni ver amenazas en todos lados y, lo que creo más relevante, empezar a valorarnos como ciudad y vencer el complejo de inferioridad que padecemos.
Pero ahora también corroboramos nuestra presunción de que la CULTURA, es él vehículo para disparar el desarrollo económico. Ya sea a través de lo que se llama la economía creativa y de la cultura, o también a través de aquellos sectores de la economía asociados a la innovación, a la tecnología, al diseño y la comunicación. Por ejemplo, en cada pueblo que visitamos, almorzamos y cenamos con vinos producidos en esos pueblos con Denominación de Origen Certificada. Esto implica elaborar, producir y comercializar un producto agropecuario, gastronómico y cultural por excelencia que atravesó los siguientes procesos: producción de vid de calidad certificada (con la sofisticación que ello implica), desarrollo de tecnología de cosecha y acopio, elaboración de vino con certificación de calidad y exigentes normas sanitarias, embotellado y diseño de etiquetado y comercialización estratégica. Cotejamos que todos estos procesos se pueden eslabonar cuando intervienen personas altamente emprendedoras, capacitadas y comprometidas con su región. Se le suma también el apoyo económico e institucional de la Comunidad Economica Europea que asiste y exige. Acciones similares pueden desencadenar procesos y productos en Azul a partir de nuestra miel, carnes bovinas, ovinas, porcinas, trigos, espárragos, panificados, lácteos, etcétera. Este pequeño ejemplo es ilustrador de cómo la cultura puede promover trabajo de calidad, valor e innovación. En el tiempo que vivimos ya no hay espacio para CULTURA o INDUSTRIA. La complejidad de las cosas hoy intersecta a ambas en un todo. Producción de trigo y cultura son la misma cosa. Sobre todo a partir de la concepción amplia de la cultura que adoptamos quienes intervenimos en este proceso. Entendemos la cultura como una herramienta transversal a muchas de las problemáticas que nos aquejan. En este sentido, por ejemplo, no existe separación entre CULTURA y CONVIVENCIA URBANA. Estamos acostumbrados a escuchar que el problema del tránsito es un problema cultural. Por lo tanto es desde la CULTURA que debemos enfocar su superación. Cuando desde la FUNDACIÓN Ceda realizamos acciones de convivencia urbana recurriendo a payasos y mimos, estamos entendiendo la cultura desde esta concepción.
En esfuerzo por sintetizar, lo definiría con tres títulos y ejes para ordenarnos y seguir trabajando:
CULTURA, innovación, creatividad y emprendedorismo;
CULTURA, diversidad y apertura para dar y recibir; y
CULTURA, urbanismo, civismo y convivencia.

27.6.11

Día 0

25 de junio de 2011

Hola. Quiero aprovechar este viaje para contar a manera de diario actividades y experiencias que me parece interesante compartir. Trataré de hacerlo diariamente aunque a veces por las actividades o imposibilidad de acceso a internet no será posible.

Después de años estoy féliz de volver a abordar un avión. Aviones como aeropuertos hacen sentir el cosmopolitismo de una manera que sólo internet se acerca.

Escribo esto mientras el Boeing 747 se apresta a despegar.

En el Hall de la terminal de Aerolíneas Argentinas toca la Orquesta Sinfónica de Jóvenes de la Municipalidad de Chascomús. Un lujo. Tocan una selección de música clásica y popular con puntillosa exactitud y armonía. Su Directora, que es jóven, los alienta, los destaca individualmente y conduce el grupo con alegría.

Salir de Argentina fue más difícil, que salir de Cuba a la actriz que acaba de ser reconocida por el público en Otoño Azul. Es comprensible después de lo que todos conocemos de los últimos años. Pero nuestra seguridad nos hace sentir potenciales terroristas a todos. Nos revisan, nos cachean como en una cancha, nos hacen preguntas, son serios. Declaramos hasta las lapiceras.

Estoy orgulloso de viajar por primera vez en Aerolíneas Argentinas y que AA exista como empresa. Aunque asquean las propagandas de la revista que regalan en el avión con gobernadores e intendentes que testimonian la decadencia política coyunturista, que nos muestran sus casitas, sus escuelitas, sus caras obesas y sus firmas debajo: “Gestión Mongocho”. En la cena somos servidos con milanesas del programa “Milanesas para Todos” (Es broma. ¿Pero no podría ser cierto en esta época de “ultramilitancia”?).

En los asientos de más adelante viaja una delegación de adolescentes jugadores de fútbol de la “U” de Chile. Calzan buzos estampados con una leyenda FUTURO AZUL y no puedo evitar la asociación.

Viene una azafata y amablemente le explica algo a mi compañera de asiento. En esa azafata veo a la única que conocí de cerca y que ella me recuerda: Lidia Pomarés. Lidia, que con sus cuatro idiomas, fuera por años la encargada de relacionar a Azul con el mundo y comandó hace dieciocho años la gestión de la misión de Azul a Brasil. Hace dieciocho años.

Este viaje que comienza encuentra en esos dieciocho años de distancia la consecuencia de no dar continuidad a las cosas. Y es lo que me alerta que debemos prevenir en esta ocasión.

Es el comienzo de una etapa brillante para Azul. Lo veo. Y lo veo desde los 8.900 metros de altura que volamos y seguimos ascendiendo.

14.3.11

La fuerza que otorga la adversidad

A los dos días de llegar a la ciudad de Fukuoka en Japón en el año 1996 y donde viví durante tres años, todos los integrantes del grupo de treinta y cinco personas que proveníamos de los cinco continentes, fuimos trasladados al Centro de Prevención de de Desastres en el Destacamento de Bomberos más importante de esa ciudad de más de un millón de habitantes. Durante una tarde entera experimentamos las más variadas vivencias y capacitaciones en primeros auxilios, pasamos por un simulador de terremotos de la mayor escala (que me permiten saber qué es lo que enfrentaron), otro de extinción de un incendio y finalmente nos tuvimos que tirar por unos tubos como si fuéramos evacuados de un edificio de cinco pisos. Nos dieron charlas y nos llevamos material impreso para continuar aprendiendo en casa.

Cuando se vive allí es normal estar frente al televisor y ver un mensaje de alerta por algún terremoto o tifón que azota a alguna parte del país.

En lo personal me tocó experimentarlo en dos ocasiones: una, estando en mi cuarto mirando televisión y otra en un viaje en un tren urbano. El primer caso fue en soledad. Es una sensación rara, de estar experimentando algo nuevo y lo primero que vino a mi mente no fue miedo, sino recordar aquella tarde con los bombreros. Tuve la sensación de estar preparado. Pero en tanto lo recordé, ya habían pasado los casi quince segundos que duró y todo volvió a la normalidad.

En el segundo caso fue una experiencia colectiva en un vagón en la que pude apreciar la paciencia, el silencio y la predisposición para pasar ese momento de la manera más tranquila posible. A través de un parlante el conductor avisó que frenábamos por estar experimentando un terremoto y una vez que finalizó continuamos.

Algo de esto es lo que se pudo apreciar luego del movimiento del viernes. Gente que no desespera, que se prepara y dispone a sobrellevar esos segundos que duró. De inmediato aparecen personas con trajes especiales de acuerdo a normas de seguridad sean oficiales públicos o voluntarios, se siguen los protocolos y procedimientos y como se ve en videos en el mismo momento de la tragedia ya había técnicos tomando datos para evaluaciones.

Se ve gente con frazadas del mismo color, signo de que fueron entregadas masivamente por algún rescatista, sobran cascos. Es evidente que estaba planificado.

Esta tragedia no ocurre en todo Japón. Es sólo una parte de la costa este sobre el Océano Pacífico aunque repercutió en muchas partes del país.

Todo Japón sí, esperaba esta catástrofe y todo el país estaba preparado para esto. Sabían que a alguno le tocaría. Dicen que es el terremoto más grande que se conoce pero que no es el que aún esperan. Y la reacción calma es evidencia de esa preparación. La sociedad, sin grandilocuencia, manifiesta que es lo peor que han pasado.Los oficiales y voluntarios trabajan con parsimonia y sin nerviosismo. No hay sobreactuación ni desesperación de los rescatistas. Nadie grita ni culpa a nadie. No se ven hay cadáveres esparcidos ni hombres o niños mutilados. No se ve sangre, aunque todos intuimos que sobra.

Es una manera sobria de enfrentar y sobrellevar el dolor. Desconozco si es sabiduría ancestral, costumbre por la frecuencia de estos hechos o características propias de su cultura oriental. El único dato objetivo con el que contamos es que estaban preparados para sobrellevar esta tragedia natural de la mejor manera en todo el país.

Japón, con sus 127 millones de habitantes que ocupan 377.000 Km2 (apenas algo más de la superficie de la provincia de Buenos Aires), en febrero dejó de ser la segunda economía del mundo al ser superada por China (con 1.300 millones de habitantes en 9,6 millones de Km2). En ese diminuto territorio se las ingeniaron para convivir y construir una de las naciones más prósperas del mundo. Concentra el 7 % del Producto Bruto Mundial (para referencia, el de Argentina es de 0,005 %) y un ingreso per cápita de U$S 35.000 (Argentina, U$S 14.000 y China, U$S 5900).

Cuenta con un estado fuerte, eficiente y benefactor al tiempo que convive con un capitalismo de empresas innovadoras, con calidad y con un fuerte compromiso con sus empleados que les permite asumir desafíos y emprendimientos interesantes y divertidos que evitan caer en simplismos ideológicos y sectarismos encarnizados.

Siento un profundo dolor por lo que les toca padecer por el amor y admiración que tengo por ellos. Quizás sea por las distancias que nos separan, por las diferencias y los contrastes, por su antigüedad y nuestra juventud. Pero tengo el alivio de que cuentan con los medios materiales y espirituales para sobrellevarlo.

No por ser el tercer país del mundo. Sino por lo contrario. Es por ser como son, que han alcanzado ese estatus.

*Luis María Lafosse es Secretario de Cultura, Educación y Turismo de la ciudad de Azul y vivió en Japón en los años 1996-1999 en la ciudad de Fukuoka becado por el Ministerio de Educación de ese país. (www.luislafosse.blogspot.com)

28.11.09

“La inútil y monstruosa Torre Eiffel”


La torre Eiffel no tiene un sólo fin práctico. Dicen que las únicas veces que lo tuvo fue en vísperas de la 1° Guerra Mundial y durante un tramo de la Segunda en la que se la utilizó para receptar y emitir comunicaciones por parte de la armada francesa. Sin embargo hoy es símbolo de un país entero. Fue concebida en el año 1884 e inaugurada en 1889 en el Centenario de la Revolución Francesa.

Su razón de existencia original fue una “manifestación tecnológica” llevada a cabo en plena revolución industrial como demostración del estado de la “técnica” en general y de los nuevos materiales, estructuras y capacidades en particular. En esa época y hasta nuestros días se desarrollaban periódicamente exposiciones universales en las que cada país desembarcaba con sus novedades y avances, principalmente científico-tecnológicos. Pero también era oportunidad para las diversas ramas de la cultura y el arte. La primera de ellas había sido la Gran Exhibición de Trabajos de la Industria de Todas las Naciones, llevada a cabo en Londres en el año 1851.

Aunque fue de este lado del Océano Atlántico que dos ingenieros norteamericanos (Clark y Reeves) concibieron inicialmente la idea de construir una torre metálica, por falta de fondos ese proyecto pionero nunca vio la luz. En junio de 1884 dos ingenieros de la empresa Eiffel, estudian una propuesta para una torre metálica de 300 metros de altura para con ello atraer la atención de la exposición planeada para 1889. El boceto inicial de 1884 es mostrado a Gustave Eiffel y aunque parece no interesarle, autoriza a los proyectistas a que avancen en los estudios.

Un dibujo posterior, más detallado y con un diseño de la base que es el que finalmente se concretó, entusiasma a Eiffel y registra a su nombre y de los proyectistas una patente que al poco tiempo adquiere en su totalidad.

Dicen que el mérito de Eiffel no reside en el diseño de la torre, sino más bien en el empuje y energía puestos en divulgar la propuesta a políticos, gobernantes y público para convencer y obtener el acuerdo necesario para su construcción. Para formalizar la obra el gobierno llamó a un concurso con el objeto de “explorar la posibilidad de elevar en el Campo de Marte una torre de hierro con una base de 125 m² y una altura de 300 metros”. Dicen que la descripción de las bases del concurso eran tan parecidas a la propuesta de Eiffel, que hasta se sospechó que fueran redactadas por él mismo. Se presentaron 107 proyectos y Gustave Eiffel gana. En el acta suscripta inicialmente para el inicio de la obra se estima un costo 6,5 millones de francos más otro millón y medio por gastos imprevistos. El resto se financiaría con aportes de la firma Eiffel y un grupo de tres bancos que se encargarían de su explotación al finalizarla.

Desde la gestación de la idea de construir la torre surgieron grupos opositores a la iniciativa. En febrero de 1887 casi trescientos artistas unen su fuerza para denunciar “la inútil y monstruosa Torre Eiffel” a través de la carta abierta Protesta de los artistas contra la torre del Sr. Eiffel. Entre los firmantes figuraban: Guy de Maupassant, Charles Gernier, Charles Gounod, Victorien Sardou, Francois Coppée, Leconte de Lisle, William Bouguereau, Alexandro Dumas (hijo), Ernest Meissonier, Joris-Karl Huymans y Paul Verlaine. Todos ellos reconocidos escritores, pintores, compositores, arquitectos, entre otros artistas del medio. En el manifiesto la torre fue definida en varios pasajes como:

- “Trágica lámpara de calle” (Léon Bloy)

- “Esqueleto de atalaya” (Paul Verlaine)

- “Pirámide alta y flaca de escalas de hierro, esqueleto gigante falto de gracia, cuya base parece hecha para llevar un monumento formidable de cíclopes, aborto de un ridículo y delgado perfil chimenea de fábrica”. (Guy de Maupassant)

- “Un tubo de fábrica en construcción, un armazón que espera ser cubierto por piedras o ladrillos, esta alambrera infunibuliforme, este supositorio acribillado de hoyos” (Joris-Karl Huymans).

La primera página de La vie errante de Guy de Maupassant comienza “…dejé París y hasta Francia, porque la Torre Eiffel acababa por aburrirme demasiado…”. Y entre las críticas también arreciaban las que destacaban la influencia que lo extranjero ejercía sobre Francia.

Pero Francia es GRANDE. Y su Estado tan GRANDE como ella. Contra todo la construcción comenzó en enero de 1887 y se finalizó en marzo de 1889. 2 años y dos meses después. Los trabajadores nunca superaron los 250. La mayoría de las partes eran ensambladas en talleres que luego se montaban definitivamente. En total se colocaron 2.500.000 remaches. 50 ingenieros dibujaron 5.300 croquis de ensamble, detalles y armado de las 18.038 piezas que la componen. Ningún accidente mortal se registró entre los trabajadores. Costó 1,5 millones más de lo previsto y tomó el doble del tiempo planificado. Algo comprensible dada la inexperiencia en construcciones con una técnica y materiales totalmente innovadores para la época.

El 6 de mayo de 1889 la Exposición Universal abre sus puertas y el público comienza a subir sus 312 metros de altura. Adquiere un éxito popular inmediato pese al desprestigio al que había sido sometida. Durante la primera semana, aun sin funcionar los ascensores, la escalan 28.922 personas y durante la exposición suben 2.000.000 en total.

Finalizada la muestra decae su interés que se profundiza en los años siguientes. Por ello en el año 1900 se organizó una nueva exposición universal tras la cual la torre sería desmantelada y destruida. Gustave Eiffel, reacciona y genera experimentos científicos para demostrar su importancia. Por su lado los admiradores buscaron todo tipo de argumentos para sostenerla y se empecinaron en encontrarle un uso práctico que justificase su salvación. Fue la armada francesa quien la liberó del desguace cuando la encontraron necesaria para realizar pruebas de transmisión de comunicaciones. Entre ellas el desarrollo de la telegrafía sin hilos.

Así como surgieron grupos opositores hubieron también minorías encabezadas por pintores, músicos, fotógrafos, escritores, cineastas, dibujantes, entre otras formas artísticas que la utilizaron y aún utilizan como inspiración y escenario de sus creaciones. Ha sido motivo de románticas y numerosas escenas de amores y desencuentros, e imagen de numerosos billetes, estampillas y publicidades.

A partir de los años 60 comienza a crecer el turismo internacional y con ello el interés mundial por la Torre Eiffel. Y con ello definitivamente su consolidación. Hoy es visitada anualmente por 6 millones de personas de todo el mundo. A nuestros días la han visitado más de 236 millones de personas. Para recibir el nuevo milenio se “derrocharon” 20.000 luminarias parpadeantes. Su instalación insumió:

- 20 alpinistas durante tres meses

- Se colocaron 20.000 luces que pesaban 8 toneladas

- 230 llaves eléctricas y 30 km de cable

- 400 kw de potencia, entre otros insumos.

Es el DESTINO DE GRANDEZA de un país y un pueblo. ¿Que hace “grande” a un país o una ciudad? ¿SE HACE “grande” cuando emprende estos desafíos? ¿O sólo los emprende el que ES “grande”? Si en su origen la razón principal de su construcción era la manifestación y demostración “neotécnica”, hoy los años la resignifican como un monumento a los soñadores. Aquellos que “ven” y construyen torres donde sólo hay un páramo, un terreno inhóspito.

En La Tour Eiffel, en 1964, el lingüista también francés Roland Barthes la definía: “Mirada, objeto, símbolo, la torre es todo lo que el hombre pone en ella y que todo es infinito. Espectáculo mirando y mirando, edificio inútil e irremplazable, mundo familiar y símbolo heroico, testigo de un siglo y monumento siempre nuevo, objeto inimitable y sin cesar reproducido, es el signo puro, abierto a cada tiempo, a todas las imágenes y a todos los sentidos, la metáfora sin freno; a través de la torre, los hombres llevan esta gran función de la imaginación, que es su libertad, ya que ninguna historia, por muy sombría que sea, jamás pudo quitársela”.